Charles Webster

Capitulo II

Las puertas de la morgue fueron abiertas de un golpe por la camilla que llevaban los médicos que iban apresurados.  Dentro de la sala, un pasillo dividía las mesas de autopsia del lugar; en el fondo, el forense los esperaba indicándoles el lugar en donde pondrían el cadáver que llevaban en esa camilla.
El forense era el Dr. King, un médico de sesenta y tres años de edad que tenía en esa profesión desde que era un jovenzuelo; era un viejo flaco y arrugado, con ojos saltones y cafés, calvo, y el poco cabello que tenía era tan blanco como la nieve.
-¡Destápenlo, muchachos! ordenó el Doctor.
Los dos jóvenes quitaron la sábana que cubría el cuerpo.  El Dr. King movió sólo los ojos hacia el cadáver, mientras que los otros hicieron un gesto de asco y repulsión.  Avanzó entonces el forense por el pasillo hacia la salida y los dos tipos le siguieron.
-Necesito más instrumentos para la autopsia dijo el doctor.
Los dos médicos se miraron uno al otro como preguntándose quién iría por el encargo.
-Vayan los dos les dijo King. -y por favor díganle a Charles que lo necesito aquí para examinar el cuerpo.
El crematorio de la morgue era un lugar estupendo para quien trabajaba allí. Incinerando cuerpos era un deleite y un enorme gozo para Charles Webster, un joven amante del heavy metal, con veinte o veintiún años de edad, que al ver cuerpos de todo tipo no le causaba repulsión ni abominación.  Su vestimenta decía su forma de ser; cabello largo y negro hasta los hombros, camisetas con insignias de grupos de rock, unos jeans destrozados en las rodillas, así como unos zapatos negros llenos de figuras de plata; en los brazos justo debajo de los hombros, llevaba tatuadas cadenas de espinas al igual que en el cuello.
Con la música a todo volumen, Charles arrojaba al incinerador un cuerpo mutilado, mientras la música del grupo Cannibal Corpse se escuchaba desgarradoramente infernal.
Las puertas del lugar se abrieron y un tipo se quedó inmóvil ante los gritos y alaridos de la música.
-¡Baja el volumen de esa porquería!-gritó Becker, un forense del lugar, el cual era bromista pero muy estricto a la vez.
Con un jalón de cable, Charles desenchufó el aparato y la música fue interrumpida inmediatamente.
-Definitivamente estás mal de la cabeza, Charles. Esa música macabra y éste lugar van a volverte loco. Ya sabes que está prohibido escuchar música en éste lugar.
El joven pasó junto a él para salir del crematorio y fue detenido por el sujeto.
-King te espera; y quítate esa ropa por favor, un estudiante también tiene que tener puesto su uniforme.-le dijo Becker moviendo la cabeza en forma de negación.
       El Dr. King preparaba sus utensilios para abrir el cuerpo cuando llegó Charles vestido ya con su uniforme y el cabello recogido con una liga, aunque la ropa que traía puesta no se la quitó como se le había ordenado y la llevaba bajo la larga gabardina blanca.
¡Santa mierda! ¡Sí que está podrido este sujeto! exclamó el joven.
El cadáver estaba en avanzado estado de descomposición; tenía la cara hinchada por los gusanos, la sangre mezclada con los anélidos salía por su nariz, boca y oídos. El cuello parecía que iba a reventar por lo putrefacto que se encontraba; los brazos y piernas estaban flacos, pero su barriga estaba inflada, como si estuviera embarazado.
-Lo encontraron a las afueras de la ciudad, debemos examinarlo.- dijo el Dr. King mientras se ponía uno de los guantes de látex.
-¿Quién diablos será? Parece ser un tipo importante.- dijo Charles.
-Veo que te has fijado en la vestimenta, los anillos de oro y demás objetos finos.- dijo King acercándose con el bisturí en la mano.
El joven se acercó junto al Doctor para hacer juntos la autopsia.
-¡Esto va a estar interesante!- exclamó, mientras tomaba su bisturí y lo ponía justo en el pecho putrefacto del cadáver.
La sangre salió de inmediato de la abertura que iba dejando el utensilio, brotaba hacia los lados de la misma seguida de los hambrientos gusanos que la consumían.
Los ojos de Charles se llenaron de un brillo extraño; una mirada penetrante y morbosa; una satisfacción corría por sus venas cada vez que cortaba el cuerpo. Sólo un trastornado sentiría eso ante un cadáver, y Charles parecía serlo en ese momento.
El Doctor King giró la cabeza y observó al joven un momento; miró después al muerto y luego sus ojos se posaron de nuevo en Charles.
-Me asustas, Charles. Esa música que escuchas está atrofiando tu cerebro. Estás volviéndote un esquizofrénico, un desequilibrado.- Le dijo King preocupado.
El muchacho continuó con su labor. Actuaba como si no estuviera escuchando lo que el forense le decía.
Entonces King decidió cambiar de tema al ver que sus palabras no eran tomadas en cuenta.
-La policía quiere saber quién es el cadáver; piensan que puede ser el candidato electo de esta ciudad.-Dijo el Doctor con un acento menos preocupado.
-¿Se refiere al desaparecido George Hunt?- preguntó Charles; y se detuvo de rajar la carne del difunto.
-Sí, el mismo.- contestó King.
El joven soltó una risita un poco burlona.
-No lo creo, esos tipos están rodeados siempre por sus jodidos guardaespaldas. Es imposible.- dijo Charles quien continuó entonces con su tarea.

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